El empacho tradicional que conocemos, por definición, es una indigestión, que se produce cuando nos alimentamos con algún alimento o sustancia que no se digiere fácilmente. También sucede cuando el organismo no es capaz de procesar y metabolizar el alimento que ingerimos, muchas veces por que no le damos tiempo de hacerlo e introducimos al cuerpo más comida de lo que somos capaces de procesar.
El efecto de un empacho es el malestar general, dolor, mareos, náuseas, vómitos, desgano, apatía, pérdida de apetito, etc.
Exactamente lo mismo sucede con las emociones.
Las emociones también son un tipo de alimento para nuestro cuerpo, que se metabolizan y procesan de una manera similar. Si alimentamos nuestro cuerpo con estrés, malos momentos, situaciones feas, relaciones tóxicas, preocupaciones, mentiras, etc… es como si nuestra alimentación fuera solo a base de comida chatarra. A estos alimentos emocionales descriptos anteriormente, los llamamos alimento emocional chatarra.
Si además de ingerir alimento emocional chatarra, lo hacemos en demasía, probablemente nuestro organismo reaccione y nos alerte de la manera que puede, avisándonos de que algo estaría funcionando mal. Esos dolores de cabeza y malestar, podrían ser notificaciones de nuestro cuerpo, acerca de un empacho emocional.
¿Cuándo se produce un empacho emocional?
El empacho emocional se da cuando nosotros no somos capaces de procesar (resolver, entender o aceptar), determinadas situaciones a las cuales nos sometemos, y mientras todo nuestro ser está ocupado consciente e inconscientemente en esa tarea, nosotros seguimos exponiéndonos a nuevas emociones chatarras o situaciones desfavorables.
Es como si durante un empacho normal, en donde nos duele la panza por ejemplo, en vez de mejorar la alimentación, nos damos una comilona sin límites de hamburguesas, fritos y gaseosas. Y al otro día, como nos sentimos peor, en vez de aflojar, de nuevo seguimos consumiendo todo tipo de comida chatarra. Llegará un momento en que el cuerpo, en un todo, enfermará, con consecuencias muchos más graves que un normal empacho.
Con las emociones es igual. Si no atendemos y no somos presentes en las indicaciones de nuestro organismo acerca de como procesamos las emociones, es probable que nos sometamos a muchas más situaciones de las cuales no podamos enfrentar. No quiere decir que somos incapaces de hacerlo, sino que debemos darnos el tiempo necesario (y las herramientas), para metabolizar las emociones de forma positiva y dar lugar a nuevas situaciones, sin caer en un empacho emocional, que podría ser mucho peor que un empacho de la panza.
Algunas claves para no empacharse emocionalmente son:
- Distinguir el estado emocional propio
- Saber decir que no
- Entrenar herramientas para entender y resolver aquello que nos preocupa
- Saber separar lo urgente de lo importante (en relación a las emociones)
- Aprender a aceptar
- Desarrollar la valentía para cambiar, mejorar, evolucionar
- Fomentar la empatía
- Saber cuando estamos preparados o no para asumir un nuevo desafío emocional
- Aprender a procrastinar positivamente
- Darse valor a uno mismo
Si por alguna razón, notas que te empachaste emocionalmente, lo mejor es hacer como cuando nos empachamos con comidas:
- Distinguir buenas y malas emociones, por un momento (hasta sentirse bien), alejarse de las malas emociones y hacer una dieta emocional
- Buscar ayuda profesional (psicólogos, coachs, mentores, etc.) para ayudar a metabolizar emociones o situaciones trabadas
- Hacer actividades deportivas o físicas
- Hacer además de una dieta emocional, una mejora en la alimentación, optando por hábitos saludables
- Interactuar con amigos/as y personas positivas y conversar (de lo que sea)
Ahora sí, estar consciente y atento a los síntomas es lo que nos va a ayudar a corregir y regular las emociones y situaciones a las cuales nos sometemos, así que atentos!!! estar despiertos y presentes con nosotros mismos, es la mejor forma de evitar los empachos emocionales.