Qué lindo que es empezar un proyecto, hacerlo realidad y luego continuarlo. Las ideas se van transformando en hechos a partir de las decisiones que, generalmente, van tomando los gestores del proyecto, los líderes, dueños, emprendedores, etc.
Incluso después de varios años estas decisiones van acompañando la vida del proyecto, que luego se transforma en negocio, en empresa. Siempre la decisión del líder es la que va dando forma, constantemente, a la realidad. Sin embargo, he visto a muchos empresarios y emprendedores decidir «erróneamente» debido esta trampa de la mente a la que he llamado El sesgo del «gusto propio».
Validado por la experiencia o mismo por el ímpetu de emprender y de arriesgar pareciera que lo que dice el dueño o jefe, siempre es palabra mayor y no admite discusión, tal es así que hasta la misma persona lo cree incurriendo en el hecho de pensar de que siempre, absolutamente siempre tiene razón.
Cuando uno cae en esta trampa podría tomar decisiones erradas pensando en que son acertadas, sólo por el hecho de haberlas pensado. Quizás este fenómeno se da en quienes dan origen al proyecto dado que, en alguna etapa del armado, se pusieron del lado del cliente, en un contexto empático y con intención asertiva.
Ponerse del lado del cliente es una cosa y decretar que el cliente piensa como piensa uno, es otra. El sesgo del «Gusto Propio» es cuando un alguien cree que los demás piensan de la misma forma que esa persona, asumiendo y dando por cierto, que el pensamiento propio representa al pensamiento de los clientes o de determinado grupo.
Ejemplos más representativos:
- «El producto es muy valorado por nuestros clientes» dice el Gerente. Pero es así realmente? O es muy valorado por él?
- La emprendedora sugiere «pintalo de rojo, que a todo el mundo le gusta». Se basa en datos estadísticos? O a ella le gusta el rojo y piensa que a los demás también?
- Un dueño afirma «el precio del producto sigue siendo bajo, hay que aumentarlo, está muy barato». Es una afirmación basada en algún tipo de análisis de la oferta y demanda? o el dueño cree que el podría pagar más tranquilamente y por eso está barato?
Y así podríamos dar muchísimos más ejemplos. De ninguna manera quiero desvalorizar la intuición y la experiencia de empresarios, dueños, emprendedores, gerentes, etc. Simplemente poner en claro que las opiniones personales son diferentes a los datos concretos y que las decisiones basadas en opiniones personales podrían ocasionar desaciertos importantes.
Ser consientes de cuando es una opinión y cuando es un fundamento es muy importante. Por ello sugiero que toda decisión esté fundamentada, ya sea en datos, estadísticas, experiencias e incluso en opiniones. Si fundamento una decisión basada en determinada cantidad de opiniones, podría estar en lo correcto, si es que dichas opiniones son representativas.
Te ha pasado de ser testigo de este tipo de errores? de decisiones basadas meramente en opiniones?