Desde los inicios del Management y Gerenciamiento es que se destaca al #TRABAJOenEQUIPO como la forma más eficiente de conseguir resultados, no solo en empresas, sino en cualquier tipo de actividad que se lleve a cabo por personas.
El Trabajo en Equipo está en el podio de las habilidades requeridas en todo tipo de organización, sin embargo, formar parte de un equipo no es solo una cuestión pasiva, cuya responsabilidad de resultados queda delegado al líder, sino que cada integrante debe desarrollar algunas cuestiones intrínsecas a sí mismo para que el líder del equipo pueda, de alguna manera, hacer que el equipo funcione.
Dicho de otra manera. El equipo esta conformado por uno o más líderes que son quienes organizan las acciones y los tiempos del resto de las personas que forman parte de ese equipo, además de motivar, inspirar y resolver conflictos obviamente. Suele pasar, que los integrantes suelen delegar en el líder toda la responsabilidad del equipo, pero eso es un error, ya que cada integrante es (o debe) ser tan importante como lo es el líder, por eso esta ahí, en el equipo. Y ser un integrante del equipo requiere de habilidades específicas para el equipo funcione con armonía y que el liderazgo surta el efecto esperado.
No se puede liderar un equipo cuyos integrantes no cumplan o no tengan desarrolladas esas capacidades.
Vamos a describir las más importantes:
- Confianza en el líder: la confianza es recíproca y si una persona forma parte de un equipo es porque el líder confía en ella. De la misma forma el integrante debe confiar en el líder. Confiar es saber más allá de lo que se ve, más allá de los datos, más allá de la propia suposición. Es tener la seguridad de que el líder está haciendo un buen trabajo, está liderando y que es el punto de apoyo de todos los que forman parte del equipo. Confiar en el líder es muchas veces, acatar sin dudar (salvo que existan datos o corazonadas que ameriten un diálogo para aportar al líder mayor información).
- Confianza en los compañeros: de la misma forma, la confianza entre los integrantes del equipo es lo que hace una red fuerte que sostiene a cualquier desafío, por más imposible que parezca. La confianza muchas veces va más allá de la realidad. Confiar en que se puede hacer algo que es posible es muy fácil, y requiere de un grado bajo de confianza en realidad. La confianza de verdad es la que se tiene cuando el desafío es tan difícil que parece imposible. Es ahí en donde se siente y en donde vale la confianza. Entonces la confianza en los compañeros debe ser puesta en práctica y en evidencia en los momentos más difíciles.
- Es tan importante respetar y sostener el punto de vista propio, como el de los demás: para conseguir y alcanzar una realidad mejor a través de una reunión, discusión o charla, es muy pero muy importante no perder nunca de vista el objetivo. Sin embargo hay dos premisas fundamentales para lograrlo efectivamente. Lo primero es saber defender el punto de vista propio, las opiniones de uno, las ideas que a uno le surjan, para eso debemos saber que tenemos que, si o si, fundamentar ya sea con datos o comunicando de la mejor manera nuestras propias corazonadas. De la misma forma debemos respetar las ideas de los demás, respaldadas por datos o por corazonadas. Generalmente de este tipo de intercambios es cuando surgen ideas nuevas que no estaban planteadas ni por uno ni por otro.
- Saber aceptar: esto tiene que ver con las decisiones. En un equipo todos tienen la posibilidad de aportar, de discutir, sin embargo cuando la decisión está tomada (ya sea por el líder o por votación de los integrantes) ya no hay vuelta atrás. Si la decisión que se tomó no es la que el integrante esperaba, debe tener la madurez de aceptarla. Para ello hubo instancias de discusión, sin embargo, cuando la decisión ya está tomada, no se puede discutir. Se debe aceptar, esto significa tomarla como propia, entender que es lo mejor para el equipo y nuevamente confiar.
- Respetar el resultado: cuando las decisiones llevan a resultados positivos todo esta bien. Sin embargo puede pasar que la decisión del líder o del equipo haya llevado a una situación desfavorable. Respetar el resultado es ser parte también del fracaso, aunque el integrante hubiese opinado diferente en la discusión. Supongamos que un integrante no esta de acuerdo con la decisión que el resto del equipo sostiene que es la mejor. Se hace lo que el equipo dispone como unidad y el integrante acepta esa decisión aunque no este de acuerdo, porque confía en el líder y en el equipo. Sin embargo sucede que la decisión no estuvo bien y el resultado es negativo. Lo que no debe, bajo ningún punto de vista decir el integrante que no estaba de acuerdo, es «vieron que yo tenía razón», «yo les dije», etc. Una vez que la decisión se toma, todos forman parte de la misma, los que estaban de acuerdo y los que no. De la misma forma que se harán cargo todos del éxito o del fracaso de la misma.
Estos son los puntos más importante para entrenar en los equipos de trabajo, más allá del liderazgo, no olvidemos nunca las capacidades de los integrantes del equipo, para que el liderazgo fluya y los resultados se potencien.