Seligman es un psicólogo norteamericano que desarrolló una formula de nada más y nada menos, que la felicidad.
F = R+C+V
- F= nivel perdurable de Felicidad de la persona
- R= Rango pre establecido genéticamente para cada persona
- C= Circunstancias que rodean a la persona
- V= factores que están bajo total control Voluntario de la persona, y tienen que ver con el manejo de la felicidad
F= nivel perdurable de felicidad:
Evidentemente, no es lo mismo, una felicidad “pasajera” que un estado de felicidad estable, sostenido. La felicidad que experimento al darme una ducha de agua caliente cuando vengo lleno de barro de una caminata en la fría montaña, es diferente a la felicidad que experimento al concluir exitosamente un proyecto en el que he invertido considerable esfuerzo durante un año.
En este enfoque, el desafío existencial es elevar los niveles de felicidad perdurable, lo cual no se logra mediante el incremento de explosivas emociones positivas momentáneas, como las asociadas con la satisfacción de necesidades biológicas.
R= rango pre establecido genéticamente para cada persona
Los hallazgos más recientes de la psicología, confirman que aproximadamente el 50% de los rasgos de personalidad, son hereditarios. Esto se aplica también a su potencial para ser feliz. Todos tendemos a ubicarnos en una “línea de base” a la cual pertenecemos, independientemente de las circunstancias. Dice Seligman, que la mala noticia de este hecho, es que, por ejemplo, si la tendencia genética a la felicidad de una persona, la ubica en un x punto, un acontecimiento “feliz” – ganarse la lotería – la eleva de dicho punto durante un tiempo limitado, pero luego vuelve a ese punto. La buena noticia, es que cuando nos sucede una tragedia, este “termostato”, nos vuelve a jalar, hacia arriba, al punto x, luego de un período de depresión. En conclusión, cada uno de nosotros tiene un rango personal que establece nuestra capacidad para experimentar emociones positivas y negativas, y dicho rango representa nuestra capacidad innata para la “felicidad perdurable”.
C= circunstancias que rodean a la persona
Las circunstancias que enfrentamos, y que podemos en cierta medida controlar, influyen sobre nuestro nivel de felicidad, pero las conclusiones de los cientos de estudios quizás sorprendan pues pueden ir en contra del sentido común. He aquí los hallazgos.
Para elevar su felicidad en forma perdurable, usted puede influir sobre sus circunstancias externas para:
Vivir en una democracia con alto nivel de desarrollo económico; no en una dictadura empobrecida ( alto efecto)
Contraiga matrimonio ( alto efecto)
Evite eventos negativos y emociones negativas ( efecto moderado)
Desarrolle una rica red de contactos sociales ( alto efecto)
Tenga una religión ( efecto moderado)
Estas variables, no afectan en más de entre un 8% y un 15%. Algunas puede resultar muy difíciles de lograr.
Desde el punto de vista de la felicidad y la satisfacción con la vida, no se preocupe mucho por lo siguiente, pues no tienen mayor efecto:
Hacer dinero ( el dinero no tiene efecto, una vez que la persona adquiere un nivel de vida “confortable”- después de este nivel, a mayor dinero no se observa cambio en los niveles de felicidad)
Estar saludable ( la salud subjetiva -cómo me siento- no la salud objetiva, es lo que importa) Aunque sorprendente, entre otros datos, compartimos el siguiente: personas graves que padecen cáncer, no difieren significativamente en su nivel de felicidad de personas objetivamente sanas.
V= factores que están bajo total control voluntario de la persona, QUE TIENEN QUE VER CON EL MANEJO DE LA FELICIDAD
La buena noticia, es que los factores más importantes que influyen sobre nuestra capacidad para ser felices, son aquellos sobre los cuales tenemos mayor grado de control, y son, por supuesto, los de mayor atención de la psicología positiva.
– Satisfacción con el pasado:
Centrarse en los aspectos negativos de nuestra vida pasada y no apreciar suficientemente los aspectos positivos, es un factor crítico que afecta nuestro potencial de ser felices. Dos estrategias que podemos usar para capitalizar positivamente los sentimientos sobre el pasado:
la gratitud, o el reconocimiento pleno de lo positivo que hemos tenido en nuestra vida, desde las últimas 24 horas – ¡estar vivos! – hasta hechos del lejano pasado- nuestros padres, nuestros logros, etc.
el perdón
Seligman nos recuerda, que cómo uno se sienta sobre el pasado, depende exclusivamente de la memoria, no existe otra fuente. La razón del porqué la gratitud ayuda para incrementar la satisfacción con nuestra vida, es porque amplifica las memorias positivas. Cambiar nuestras memorias negativas sobre el pasado es más difícil, y demanda un esfuerzo que no puede ser el suprimir directamente, “por la fuerza”, un recuerdo negativo, pues ello más bien lo evoca como un bumerang.