Entendemos al #MARKETING como una herramienta, como una materia de estudio que permite relacionar a los negocios con los clientes. Sin embargo, después de muchísimos años de marketineo, el mundo fue cambiando, tal vez, a causa y consecuencia del abuso de éste recurso.
Cada teoría nueva de #MARKETING aparece como bocanada de aire fresco en un mundo de negocios asfixiado que está tan saturado (más en pandemia) que el único consumo que genera, es el del marketing en sí mismo.
Esta es una nota polémica cuyo objetivo es reflexionar acerca de dónde estamos parados, como emprendedores, marketineros y consumidores.
Las marcas nos lavan la cabeza
Así es. Hoy una persona normal es asediada con un promedio de 5.000 (cinco mil!!!) mensajes publicitarios por día (antes de la pandemia 3.000). Esos 5.000 anunciantes se pelean para llamar la atención, a tal punto que deben recurrir a estrategias «poco éticas» como mostrar algo que nada tiene que ver con el producto. Como éste cartel:
Sí, a tan bajo hemos llegado.
Hace algún tiempo, a un cráneo del marketing (ahora ya lo escribo sin hashtag y con minúscula de la bronca…) se le ocurrió plantear que el marketing debe crear necesidades en donde no existen. Es decir, que si no existe una necesidad para satisfacer determinado negocio, hay que crearla. Obviamente fue muy polémico y vendió un montón de libros y dio charlas por todo el mundo acerca de como crear necesidades en la gente cuando en realidad no las hay. Visto hoy fue como echar nafta en una fogata de consumo, alimentado el hambre de comprar de las personas haciéndoles creer que cada compra está justificada para satisfacer una necesidad. Es una trampa en la que caímos todos.
La historia y las costumbres afianzaron la esta idea a tal punto que las personas entramos en modo automático haciendo cosas sin saber, perdón, comprando sin saber porqué ni paraqué, pensando que lo que compramos es esencial para vivir, o más bien para pertenecer. A quién? justamente… ahí está la cuestión.
Si no hay necesidad, créala. Así es que hoy millones y millones de mujeres usan debajo de sus zapatos un palo rígido que es tan difícil de usar que hasta se hacen cursos para caminar sobre ese palo rígido debajo de la suela. También se generó la necesidad de pintarse la cara con colores que van cambiando según la moda o la ocasión… haa también las uñas. De dónde surge este estándar de belleza al cual todos nos acostumbramos? Hoy es normal! como millones de cosas lo son… Y ni hablar del consumo de tecnología y de redes hoy, en donde aparece una «ne ce si dad» nueva a satisfacer cada 5 minutos.
Otro ejemplo de necesidad de consumo son los vehículos que cotizan (algunos) por la máxima velocidad que alcanzan, superando los 240 km/h cuando en la mayoría de las rutas no está permitido ir a más de 130 km/h.
Hemos caído en la trampa de viajar lejos para descansar, suponiendo que mientras más lejos, mas descanso y en una interesante encuesta se descubrió que la mayoría de los turistas que viajan mucho, no conocen todavía su propio país, como los países que visitan.
Estamos tan contaminados por la publicidad que nuestro cerebro generó mecanismos de defensa ante la desilusión que podría provocar una necesidad no satisfecha, a tal punto que terminamos comprando más por lo que el logo representa de la marca, que por el producto en sí. Estamos dispuestos a pagar más caro algo «de marca» que un producto genérico, aunque este último sea mejor.
La trampa del marketing nos tiene locos, contaminándonos día a día con miles de mensajes, intentando generar más necesidades a satisfacer para que gastemos nuestro dinero en ello. Tan así… que muchos de nosotros podría hasta pensar (pensar?) en qué gasto mi dinero hoy?.